Algunos de los principales retos a los que se enfrentan los desarrollos de recubrimientos para madera que buscan un acabado perfecto, duradero y suave al tacto, son una pobre humectación del sustrato, insuficiente nivelación, sedimentación de los pigmentos o cargas, y presencia de burbujas de aire. Para lograrlo, se hace necesario el uso de aditivos humectantes, nivelantes y antiespumantes en la formulación. Nos enfocaremos en este último.
Debido a la naturaleza de la madera, esta debe sellarse apropiadamente con un sellador o primer. Los primers plantean retos desde su etapa de fabricación debido a la incorporación de burbujas de aire durante la etapa de molienda. Para prevenir este problema de formación de micro y macro espuma, es común el uso de antiespumantes, cuya química dependerá del sistema utilizado (base agua o base solvente).
Ahora bien, para la etapa de acabado, existen diversos tipos de recubrimientos: desde mates a brillantes, hasta coloreados a transparentes, siendo de mucha exigencia en formulación y elaboración, aquellos de tipo claro para no perder de vista las vetas naturales de la madera. En general, en esta última capa es deseable que el producto proporcione buena nivelación, una superficie suave, resistencia al rayado, a los químicos y a los rayos UV, además de transparencia en el caso de desarrollos claros; para esta última propiedad, existen tecnologías desespumantes y desaireantes, que promueven la eliminación de la espuma durante el proceso de fabricación y de aplicación, logrando un balance óptimo entre eficiencia y compatibilidad con el recubrimiento.
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