Anteriormente hemos introducido las generalidades de este producto y de su uso en la producción de resinas alquídicas; enfoquémonos un poco más en su química.
La versatilidad de los ácidos grasos se da por su estructura: una larga cadena de carbono (C18), un grupo ácido e insaturaciones. Esto permite usarlos en reacciones de saponificación, esterificación, oxidación, sulfonación, dimerización, entre otras.
La TOFA está compuesta principalmente por ácido oleico y linoleico. En comparación con los ácidos grasos de otro origen vegetal, cuenta con una muy baja concentración de ácido linolénico (1-2% vs 10% Soya), palmítico y esteárico (2-5% vs 7-12% Soya), esto permite obtener resinas de mejor color, con bajo grado de amarilleamiento, con mejor dureza y resistencia a los solventes. Además, el contenido de colofonia (2-5%) mejora la adherencia y el brillo.
Para obtener resinas alquídicas, se requieren reacciones entre ácidos grasos, un poliol y un ácido dibásico. En este caso, otra ventaja del uso de la TOFA es que el proceso se puede hacer en un solo paso, mientras con el aceite de soya, se requiere un paso intermedio de transesterificación, para una posterior adición de ácido anhídrido. De esta forma los ácidos grasos de “tall oil” permiten flexibilidad en el tipo y las cantidades de polioles usados, un menor consumo de glicerol y facilidad en la manipulación de las propiedades de la resina como la dureza y la resistencia al agua y a los solventes.
En general, el uso de TOFA reduce los tiempos de proceso, brinda un mejor desempeño final, mejora el tiempo de secado aparente y permite un proceso y un producto final más estable. Todo lo anterior, sumado a su procedencia de recursos renovables, lo hace una muy buena opción para la fabricación de resinas alquídicas.
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